Réplicas
No es mucho lo que sabe Maribel. Todo lo que lleva en su mente, además del pequeño mundo creado a su alrededor, son las instrucciones para la tarea que tiene que realizar. Para arreglar el ventilador debe ir desde la casa de su madre en San Martin, su casa en ese momento, hasta el barrio Once y conseguir un juego de pequeños destornilladores para desarmar celulares, de esos que muchas veces le han ofrecido comprar durante algún viaje en subte. A propósito de aquel vehículo, en esa extraordinaria ocasión, el subterráneo tiene que pasar justo por la puerta de su casa. Maribel espera mientras se toca la panza y, aliviada, nota que está chata. El subte se detiene frente a ella. Son los clásicos vagones de la línea B, con los asientos rojos. El tren está a la intemperie y se hace subterráneo en el momento en que Maribel entra y las puertas se le cierran por detrás. Aquel tren que se detuvo en la calle ahora se mueve bajo tierra. Hay muchas personas viajando. Es una perfecta recrea...